Eran otros tiempos, cuando no existía Meghan Markle y el príncipe Harry viajaba como el soltero más codiciado del planeta, en junio de 2014. En representación de la corona británica, el segundo hijo de la inolvidable Diana de Gales, esa vez se reunió con jóvenes emprendedores, celebró el We Tripantu o Año Nuevo Mapuche y visitó un jardín infantil, donde fue incluso recibido por Sebastián Dávalos, hijo de la entonces presidenta Michelle Bachelet.
El fotógrafo Diego Bernales, que cubrió con su cámara toda la gira, recuerda: “Estábamos en Valparaíso, en la Undécima Bomba Inglesa George Garlang. Hicieron muchos ejercicios con los carros de agua en honor al príncipe. De pronto, una manguera se escapó, se descontroló y Harry no paraba de reír”.
La periodista Lucy Mary Willson añade: “Su encanto iba de la mano de una actitud muy profesional como representante de la Corona Britanica. En la Embajada, cuando se reunió con los afectados de los incendios en Valparaíso, o en los actos militares. Todo lo tomaba en serio. Pero a la vez era próximo, con una ligereza de carácter y siempre con una gran sonrisa. Cero impostado. Muy natural en su cercanía. En él había una fluidez”.
La visita fue en el marco de una gira por Sudamérica con la que la Corona buscaba terminar con la imagen de "fiestero" del ahora Duque de Sussex con residencia en California. La idea era darle cada vez más responsabilidades diplomáticas y que se convirtiera en un aliado fundamental de su hermano Willian como futuro rey. Esos planes, a ojos de todo el mundo, quedaron en el camino.
Fotos @diegobernales