En una azotea panorámica con vista a la ciudad, toda envuelta de luz azul, se celebró la fiesta Bleu de Chanel en Santiago. Invitados del mundo de la moda, el diseño, las artes, los negocios y el deporte llegaron como cómplices de una fragancia que, desde sus inicios, se propuso romper con la tradición. Una invitación, con el protagonismo de la música, para a explorar nuevos territorios bajo el influjo eléctrico e instintivo de tres botellas. Primero: eau de toilette, la primera composición, donde Jacques Polge optó por experimentar con paradojas, diseñando una fragancia que combina cítricos con notas secas de cedro, unidas por el sándalo de Nueva Caledonia. Segundo: eau de parfum, la composición en la que Jacques Polge sacó a relucir la faceta más matizada del vetiver, como su frescura gracias al cedro y el ámbar. Y finalmente, el parfum, un acorde precioso de cedro y sándalo de gran profundidad que revela una alquimia única y misteriosa.
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